Bex y Martin Forrest notaron que algo andaba mal cuando no escucharon llorar a la pequeña Willow.

El embarazo es una de las etapas más bellas y complejas para una mujer. El cambio hormonal, a veces los dolores, pero la satisfacción de tener un ser vivo dentro de ella, lo hacer ser un proceso único e inigualable. Aunque a veces puede tener complicaciones.

Bex y Martin Forrest, esperaban a oír a su hija llorar cuando nació en abril de 2015, pero no fue así. La pequeña Willow Rose, había nacido muerta y los médicos comenzaron un proceso de reanimación en el Hospital Real de Gloucestershire.

Después de ocho agonizantes minutos los médicos detectaron un latido y tres minutos más tarde su corazón se estabilizó plenamente.

Durante días vieron cómo su bebé tenía que pasar por diversas máquinas y procesos, como la “terapia de frío”, donde mediante una incubadora, un equipo especializado del Hospital Saint Michael de Bristol, bajó la temperatura corporal de la pequeña a 33 grados, en lugar de los habituales 37 y así  minimizó los posibles daños cerebrales que pudiera haber sufrido.

“Fue un período de nueve meses perfectamente sano y normal hasta cuando entré en trabajo de parto”, dice Bex a The Mirror.

“Cuando la habían sacado, yo seguía diciendo: ‘No puedo oírla llorar, ¿qué está pasando? ¿Por qué no está llorando?'”, cuenta la mujer, que en todo momento sintió el apoyo de su marido en este proceso.

Durante esos días se tuvo que separar de su recién nacida hija, porque tenía que recuperarse en el hospital de Gloucestershire, y en Bristol no había camas disponibles.

Los médicos utilizan el frío para hacer que el cerebro deje que pedir oxígeno cuando el corazón no está respondiendo. “Cuando el cerebro está hambriento de oxígeno, el daño es como que un fuego continuo quemara en la cabeza”, dice Martin. “Al enfriar a todo el bebé de inmediato, simplemente deja de ocurrir y evita cualquier daño adicional”, añade.

Las bebé está en perfecto estado ahora. Han pasado dos años y medio desde que ocurrió el hecho y sus padres están felices de tenerla viva junto a ellos.

Fotos: Bex Louise Forrest – Facebook